martes, 1 de septiembre de 2009

A propósito de BATA: Formar docentes en "Belindia"

Entre los sectores TICsofóbicos y TICSfílicos en el campo de la educación, se encuentran un sinnúmero de dubitativos usuarios de la computadora (en reemplazo de la máquina de escribir) y de internet (en sus aplicaciones básicas relacionadas con el acceso e intercambio de información) que - suspicazmente - se preguntan acerca de la necesidad y el valor de integrar las tics en las prácticas pedagógicas.


Las preocupaciones e interrogantes que en este sentido se me plantean -desde mi trabajo cotidiano en una institución de formación docente- me movilizaron a realizar esta diplomatura que, en cierto modo, implica una búsqueda vinculada con las posibilidades que la utilización innovadora de las TICS puede abrir, para apoyar la educación pública.

Desde esta perspectiva me resultaron interesantes algunas de las ideas que Alejandro Piscitelli vierte en "La inflación lingüística llamada Web 2.0", su prólogo al texto “Planeta Web 2.0”.
A partir de ellas, realizaré algunas reflexiones vinculadas con los contenidos del Módulo 2 (BATA).



ACERCA DE LOS CIMIENTOS DE “BELINDIA”

Casi una década después que Manuel Castels (2001) afirmara que “internet es el tejido de nuestras vidas en este momento. No es futuro. Es presente, (…) es mucho más que una tecnología (…), es y será aún más el medio de comunicación y de relación esencial sobre el que se basa una nueva forma de sociedad que ya vivimos”, a la que denomina “sociedad red”, Piscitelli desafía a los autores de “Planeta Web 2.0” –y por extensión nos interpela a nosotros, sus lectores- a analizar en mayor profundidad lo que está pasando “Belindia”, ese planeta generado a partir de las aplicaciones de la Web 2.0, que describe como un “mundo dual de los países menos desarrollados que combinan en su seno a Bélgica e India cada vez más exitosamente para perjuicio de multitudes” (2007, 25).

Con pocas palabras – sencillas y precisas- aclara contradicciones de discursos en tensión (webfóbicos - webfílicos) al afirmar que “nada ocurre como fue anunciado” (…) explicando que “así como los nativos digitales exudan destrezas pero les falta conceptualización, a muchas de esas conceptualizaciones las averió un punto ciego fundamental. Casi siempre fueron pensadas desde arriba hacia abajo (…)”. Herederas del pensamiento de Newton, Descartes e incluso Hegel, “quisieron anticiparlo todo”.


Crítico pero “filotecnológico” –haciendo propia su terminología- el autor nos ofrece a modo de clave, una interesante mirada a quienes formamos docentes y nos encontramos frente a tanto discurso que circula, en relación a las bondades y peligros que el vínculo educación – nuevas tecnologías encierra.


A quienes dudamos y somos temerosos -porque desconocemos-, pero a la vez estamos interesados –porque las nuevas tecnologías no nos son ajenas, porque de un modo u otro de ellas nos hemos apropiado, Piscitelli nos propone “acompañar cada flexión tecnológica con su correspondiente torsión cognitiva” (ibid, 23).

¿Será esta afirmación una clave para los formadores de docentes en “Belindia”?


SER DOCENTES EN BELINDIA ¿DEMANDA NUEVAS COMPETENCIAS?

Tomando nota de las ideas críticas sobre la Web 2.0 que Pardo (2007, 23) realiza[1] y frente a la advertencia de que “toda comprensión de la historia de las tecnologías debería trascender las lecturas inocentes y exultantes, ya que las mejores tecnologías y usos para el bien público no fueron, no son siempre, las mejores para el beneficio corporativo”, entiendo que, más allá de las nuevas competencias que la interacción educación – TICs demanda a los profesores, directivos y formadores de docentes, es preciso tomar en cuenta que “quien use las herramientas sin pensarlas –como sucede con la infinita marea de usuarios de la red, que al menos tienen la ventaja sobre sus críticos humanistas de usarlas y no de condenarlas desde la ignorancia y la insensibilidad- están condenados a ser usados por ellas”.


En otras palabras, el vínculo TICS – FORMACIÓN DOCENTE encierra un profundo distanciamiento y exige respuestas que van más allá de los clásicos cursos de capacitación, cuyos efectos se limitan -en el mejor de los casos- a su incorporación en las prácticas como una mera moda pedagógica (otra más!) que a veces queda bien, otras no tanto, pero que se usa porque es necesario estar a tono… sin más sentido que responder al grito de los diseñadores…

Si las cosas son como dice Pardo (ibid, 92) al afirmar que “aunque se cuenta con grandes posibilidades de comunicación, se vive, se consume y se piensa en formato beta, un tipo de pensamiento de corto alcance que dificulta distinguir entre conocimiento y ruido”, entonces es preciso tener presente que el uso de las TICs en educación, en formación docente, en fín, en las escuelas y las aulas, depende de la apropiación que (nos) sea posible hacer de ellas. Al decir de Castells “la sociedad modela a internet, y no al contrario”.


BIBLIOGRAFÍA CITADA:


- CASTELLS Manuel (2001): “Internet y la sociedad red”. Lección inaugural del programa de doctorado sobre la sociedad de la información y el conocimiento UOC.



- PARDO Hugo (2007): “Un esbozo de ideas críticas sobre la Web 2.0”. En Cobo C. y Pardo H.: Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food,capítulo 4. Versión electrónica disponible en http://www.planetaweb2.net/


- PISCITELLI Alejandro (2007): “Prólogo. La inflación lingüística llamada Web 2.0”. En En Cobo C. y Pardo H.: Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food,capítulo 4. Versión electrónica disponible en http://www.planetaweb2.net/


[1] Pardo propone tomar nota de la “confusión tecnofóbica del progreso infinito” (ya que en esa postura el consumidor / ciudadano pierde capacidad de elección, y por ello, tampoco alcanza a valorar con certeza los beneficios del servicio y sus derechos de uso y postula entre varias ideas críticas sobre la Web 2.0 las siguientes:
- Las aplicaciones (no nacen de manera espontánea) promueven siempre un espacio normativo de prescripción e imposición de valores.
- El analfabetismo digital constituye un nuevo formato de discriminación (que se suma a la frontera técnica hacia la inteligencia colectiva existente en los países en vías de desarrollo).
- La paradoja de la indigencia informativa resumida en la idea de que “más información con menos rigor es igual a mayor confusión”.
Frente a estos puntos críticos que ponen en cuestión la ética de la Web 2.0 Pardo afirma que “el debate sería más apropiado si se busca un término medio con menos fascinación también menos alarmismo” (pag. 94).